martes, 5 de febrero de 2008

EL LEÓN DE HOLLYWOOD La vida y leyenda de Louis B. Mayer

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EL LEÓN DE HOLLYWOOD. LA VIDA Y LA LEYENDA DE LOUIS B. MAYER de EYMAN, SCOTT
EDITORIAL DEBATE
ISBN: 9788483067499
La biografía definitiva de Louis B. Mayer, un hombre que definió una industria y una era. Produjo películas inolvidables como: El mago de Oz, Ninotchka, Ben Hur o Un americano en París. En la foto junto a Norma Shearer e Irving Thalberg.
El fundador y director de Metro Goldwyn Mayer, el estudio más emblemático de la época dorada de Hollywood, nació en Rusia pero emigró a Estados Unidos siendo muy joven.

El productor comenzó a ser un hombre rico gracias a 'El nacimiento de una nación' de Griffith, al adquirir los derechos de explotación del que fuera el mayor éxito del cine mudo sólo para el estado de Nueva Inglaterra.

Pero para un emprendedor como él todo éxito era pequeño, de ahí que años después, y ya en Los Angeles, se asociara con Samuel Goldwyn y la Metro para crear la MGM y con ella la espectacularidad en el cine en títulos como 'Ben-Hur' (1925), la versión de Fred Niblo que supuso un rotundo éxito, aunque no tanto en lo económico por culpa de sus elevados costes de producción.

Además de su capacidad de liderazgo, Mayer aportó el distintivo de la empresa, el león ideado por el publicista Howard Dietz. El estudio logró en sus primeros años lanzar a estrellas como Greta Garbo, sobrevivir a una producción como 'Ben-Hur' y un amplio margen de beneficios con 'El gran desfile', de King Vidor, gracias a la astucia de Mayer y la frugal ambición de su director, quien cedió su porcentaje de la película a cambio de una cifra en efectivo antes del aclamado estreno de la misma.

(...) También la vista gorda a las orgías secretas o al cultivo de opio para las estrellas más viciosas, los falsos matrimonios para tapar a actores homosexuales o un batallón de policías y periodistas a sueldo capaces de borrar del mapa cualquier escándalo no apto para todos los públicos. Dentro de los 676.000 metros cuadrados que ocupaba el legendario estudio de cine cabía un mundo entero: el que construyó un pobre chatarrero judío de origen ucranio, Louis B. Mayer. ¿Un tirano, un demonio o simplemente un audaz negociante capaz de crear, con buenas y peores maneras, la fábrica de sueños más grande de todos los tiempos? Louis B. Mayer fue uno de los artífices del gran Hollywood. Bajito y robusto (78 kilos repartidos en 1,68 centímetros de altura), con gafas y traje perfecto, desde su despacho de paredes de cuero blanco se divisaban los 32 estudios de sonido, los camerinos, los platós, los almacenes, las oficinas y el zoo en el que vivía el león que simbolizaba el inmortal rugido de la Metro.

Detrás de aquellas fauces estaba la masculina dentadura de Clark Gable, el genio irónico de Spencer Tracy, la loba Jean Harlow, la inestable Judy Garland, la luminosa y diminuta Lillian Gish, la reina de las piscinas Esther Williams o la afable perrita Lassie. Creó un star system irrepetible que captó los gustos del público de masas.
(...)Pero de todos sus contratos, fue el que hizo a Irving Thalberg, jefe de producción de la Metro, el que le proporcionó más ganancias y mejores películas. Otro de los pactos más audaces fue con William Randolph Hearst, sombra gris del Ciudadano Kane de Orson Welles.

Mayer llegó a un acuerdo por el que la MGM financiaba todas las películas de Hearst y de paso convertiría en estrella a su amante, la pésima actriz Marion Davies. A cambio, Mayer tenía plena disposición de la prensa del magnate. Las estrellas de la Metro y sus películas aparecían en las portadas y las páginas de los 22 diarios de Hearst, los 15 dominicales, las 7 revistas estadounidenses y las 2 británicas. Nueve millones de ejemplares. El rugido del león hizo el resto.

reseña en el país por ELSA FERNÁNDEZ-SANTOS ver

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